domingo, 22 de marzo de 2009

El Nombre de la Rosa – Umberto Eco


Nosotros podemos saber el tema exacto de un libro porque está guiado hacia una dirección, un enfoque particular. Este libro es distinto porque uno no sabe exactamente a qué género pertenece porque tiene un poco de todo. Se puede decir que es un libro histórico, policial, romántico, religioso, de ficción, periodístico, etc. El autor, considerado padre de la Semiótica, ha jugado con todos estos elementos y los ha reunido en este libro.
Il Nome Della Rosa -El nombre de la Rosa-, su título no explica mucho acerca del contenido, sólo en la portada aparece una rosa roja con forma de laberinto, quizá eso es lo que haya querido decir el autor –quizá, resalto la palabra- porque la historia se desarrolla dentro de una abadía en forma de laberinto.
Este libro fue publicado en 1980 e incluso hasta el día de hoy se presentan tesis en maestrías por investigaciones de su contenido. En el texto hay algo que llama mucho la atención, el narrador, está hecho en cuarta inclusión (Por ejemplo, Yo digo que Juan dijo que José dijo que Jorge escribió) y Umberto Eco esconde su participación e invita a la fantasía de imaginar que es copia de un texto antiguo. Texto que existe realmente, pero con la investigación del semiólogo concluyó en esta gran obra.
La historia está retratada en el año mil trescientos veintisiete en una abadía en los alpes italianos. Para los que no están nutridos en historia mundial, el libro les puede parecer simple, pero en realidad Eco juega mucho con personajes que sí existieron como Juan XXIII, haciendo interpretar que todo ha sucedido realmente.
En el libro la historia está contada por un anciano Adso de Melk, contando su historia vivida en sus años de ayudante de Fray Guillermo de Baskerville. Desde sus doce años, cuando fueron encargados representando a los Frailes franciscanos para llegar a una argumentación con el Papa por la práctica de la pobreza de Jesús (Cristo) que los romanos no aceptaban y los franciscanos llevaban como estilo de vida. Este acuerdo se llevaría en una Abadía lejana para evitar sospechas, y en la estancia de Fray Guillermo y el pequeño Adso les encargan descifrar la misteriosa muerte de un novicio, muerte que no había sido resuelta, y muerte que Fray Guillermo tenía fama de resolver como Sherlock Holmes.
Al final es una cadena de muertes que llevan a un caso más importante, desviando del camino a Fray Guillermo y Adso de Melk, quienes formulan supuestas respuestas que los llevan a centrar su atención a la biblioteca de la abadía que tenía fama de tener una colección envidiable de libros antiguos, ocultos y prohibidos a la que sólo una persona tenía acceso y a la que ambos quieren llegar y descubrir sus misterios. En la travesía por entrar a la biblioteca, en una de esas noches el pequeño Adso tiene su primer encuentro amoroso con una jovencita del pueblo que se encontraba a las afueras de la abadía que llegó a la cocina del convento por unos bocadillos, y al ver la silueta de Adso y temer ser descubierta es que se entrega al novicio.
Siguiendo las supuestas pruebas para descubrir las muertes que hacían suponer que todo era manipulado por el todopoderoso, se dan con la sorpresa que las muertes eran simplemente por ocultar un libro escrito en latín el cual tenía el poder de tumbarse a toda la columna vertebral de la manipulada iglesia católica.
Todos los muertos quisieron llegar al libro oculto en el laberinto que llevaba a la biblioteca, y en aquel misterioso libro, se encontraba un veneno que mataba al que lo llevase a su boca, y por ser un libro tan codiciado al leerlo todos los lectores tenían que pasar las paginas con la yema de los dedos y para cambiar de pagina automáticamente lo llevaban a la boca sin saber del veneno, y terminaban muertos y estratégicamente planeado por el bibliotecario hacía parecer que eran manifestaciones divinas las que producían las muertes.
Finalmente al verse obligado y sin salida por la gran labor de Fray Guillermo de Baskerville y su ayudante Adso de Melk; el bibliotecario se traga el libro e incendia toda la biblioteca a la que tanto protegió durante toda su vida.
Este libro ambientadísimo en el siglo XIV –con amplia descripción y una notable investigación- nos relata una historia conmovedora, y que refleja la gran corrupción que se vivió en la iglesia inquisidora que tenía un poder absolutista en aquella época.
Para hacer más creible todos los sucesos, Umberto Eco utiliza en varios y amplios capítulos, párrafos en latín, porque en esa lengua estaban escritos los libros más importantes y así se comunicaban los estudiosos.
El libro resulta complicado de leer en algunos pasajes, pero finalmente la historia atrapa al lector, y todas las críticas aplauden el gran esfuerzo del padre de la Semiótica, Umberto Eco. Punto Aparte.

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